Jorge Romero Brest (Foto:
Sameer Makarius).
EL SUMO.
La figura señera del esteta
Jorge Romero Brest me convoca en esta obra sin la ruindad de la insolencia, al
contrario, sabiendo que siempre habrá un Romero Brest en cualquier época y
lugar. Romero Brest es el paradigma de la garganta que categoriza, del explicador
manualista (¿Qué es el Arte abstracto?). ¿Lo leyeron? ¿Lo supo explicar?.
Romero Brest es el que habilitaba el juego internacional y la pertenencia al
centro en sus gestos simbólicos, al reiterarlos en la periferia y así conseguir
paradójicamente fortalecer al centro. Hubo otros Romero Brest como Jorge
Glusberg y hoy están los curadores, y hoy el mundo es más complejo al
globalizarse y a nadie le pueden vender verdura porque las redes sociales son
el nuevo ágora, y vino para quedarse. Preparan rapidito el Concurso para el
nuevo Sumo, en el cargo de Director General o Director Artístico del Museo
Nacional de Bellas Artes, las roscas están erectas.
El sacerdote intermediador,
el lector de vísceras en los sacrificios propiciatorios, el interpretador del
Dogma, el Sumo Sacerdote, el Sumo, que estudiara yo con detenimiento en el
Museo del Bicho. Fue el Sumo sacerdote que le permitió a Cándido López
mostrarse en el Templo, le perdonó ser manco considerando que una buena diestra
no hubiera dado la “candidez” que necesitaba para tener su “aduanero”.
Filósofo, explicador, anciano sabio, abre puertas que permite al osado y
después consuela al asustado.
El Verbo moderno validado por
la garganta donde brota el oráculo. La Lengua adivinatoria que señala en forma certera
la intención simbólica del artista, tan certera la forma que hasta al artista
lo convence de su clarividencia.
Objeto y sanata: Alfredo
Benavidez Bedoya.